Zona de confort. Y tú, ¿Desde cuándo no haces algo nuevo?

Ahora que Alas Propias despega y puedo sentir ese vértigo tan característico que sentimos antes de iniciar un nuevo reto, no se me ocurre mejor tema para empezar a contarte cosas interesantes. Hoy te hablo de la famosa zona de confort.

Qué es la zona de confort

Para situarnos voy a hablarte primero sobre las 3 zonas de aprendizaje que diferencia Senninger:

Zona de confort: Es una zona de aparente comodidad en la que sentimos seguridad. Se trata de una zona donde buscamos equilibrio y estabilidad, donde todo es conocido y por lo tanto seguro. El barrio de siempre, mi rutina, el trabajo de siempre…

Zona de aprendizaje: Es una zona de rendimiento optimo, en ella nos encontramos situaciones nuevas, retos, podemos sentir cierta inseguridad hacia las cosas nuevas y desconocidas. Aquí es donde es normal que aparezca ese vértigo por los cambios al que hacía referencia antes, pero poco a poco y con la experiencia lo vas superando.

Zona de pánico: Con el nombre de la zona ya te podrás imaginar un poco. Se trata de una zona en la que percibimos que el desafío es muy alto para las capacidades o recursos con los que contamos. En esta zona sentimos miedo, peligro, ansiedad, pánico y es más que probable encontrarnos con un bloqueo que no nos permita avanzar.


La palabra confort puede llevarte al significado de agradable pero realmente se trata de una zona donde existe la rutina, lo conocido, y eso puede ser agradable o no. Tu zona de confort puede ser también una pareja con la que ya no eres feliz, un trabajo en el que no te sientes bien, una profesión en la que no te encuentras, o simplemente una rutina en la que estás pero no te sientes feliz.

Qué me supone estar en la zona de confort

La zona de confort la experimentamos con bastante frecuencia, hay quien más y quien menos, en ella sentimos seguridad, equilibrio y tranquilidad, por eso muchas veces nos gusta. Lo que pasa es que en ocasiones no queremos estar pero no nos movemos. A veces, nos dejamos llevar por la inercia o nos acostumbramos tanto que nos da pena cambiar algo, lo vemos como una perdida. Sin embargo, lo que ocurre con más frecuencia es que nos encontramos con miedos que nos limitan, por eso, muchas veces nos movemos en la queja constante pero no hacemos nada por cambiar la situación.

Esto tiene mucho que ver con nuestra autoestima. Estar mucho tiempo en esta zona en la que no hay retos nuevos, no hay sensación de logro y de desarrollo de capacidades puede disminuir la confianza e incluso llegar a poner en duda si tenemos esas capacidades o no, o de sí podemos desarrollarlas. Además, es muy posible que aparezcan la culpa y la autocrítica por no hacer nada por cambiar lo que quieres. No salir de la zona de confort de vez en cuando, implica estancarse, renunciar a tu crecimiento personal y especialmente si esta zona es incomoda implica renunciar a tu felicidad.

sal de tu zona de confort

Si salgo, ¿qué me encontraré?

Cuando salimos de nuestra zona de confort lo que hacemos es descubrir nuestras capacidades y adquirir otras nuevas, superar miedos, hacernos más flexibles, desarrollar nuestra creatividad y además tenemos logros, con el sentimiento de satisfacción que ello conlleva.

Por lo tanto, salir de nuestra zona de confort refuerza y fortalece nuestra autoestima y  no solo eso, sino que nuestra zona de confort se expande ya que con el aprendizaje y más capacidades sentimos seguridad en esa zona que al principio no sentíamos segura. De hecho, lo que suele pasar es que cuando sales y comienzas a avanzar piensas… “¡Si no era para tanto!”

Aunque es posible que te encuentres con personas que te animarán a no salir de esta zona de confort, yo te animo justo a lo contrario, sal! Haz cosas nuevas, inicia cambios, sal de las situaciones que te incomodan, de la inercia, de la rutina y experimenta. A veces se trata de cosas sencillas, haz algo que creas que no se te da bien, hazte un nuevo corte de pelo, cambia de camino para volver a casa, habla con gente que piensa diferente a ti, seguro que se te ocurren muchas ideas.

Tampoco se trata de saltar al vacío, es mejor que tú, conociéndote, decidas cómo y cuándo dar esos pasos, a tu ritmo, las cosas no tienen por qué ser todo o nada. A lo que si te invito es a que hagas algo, un cambio por pequeño que sea, con lo que tus recursos te vayan permitiendo.

Si te cuesta, busca apoyos, alguien que te acompañe, una amiga o amigo que quiera hacer eso contigo o con quien hablar de ello o ayúdate a salir de los bloqueos iniciando un proceso de coaching. Acepta que el error forma parte del aprendizaje y no te olvides de un buen para qué! Encuentra una buena motivación, qué te espera si lo haces, qué obtendrás al hacerlo, cuál es tu propósito, para qué lo haces. Permítetelo, da los pasos para ser esa persona que quieres ser y vete a por esa vida que quieres para ti.

Para terminar, te dejo este maravilloso vídeo que explica muy bien qué es esto de la zona de confort y yo no me canso de ver, por eso tanto si lo habías visto como si no… Disfrútalo!

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