Miedos y mitos sobre el Coaching

¿Coaching?, ¿yo? No, no, qué dices, yo no necesito eso, si estoy bien, lo que pasa es que me como la cabeza, pero estoy bien, eh, vamos que yo no estoy loca, ni enferma, ni nada de eso como para necesitar ir al psicólogo o a una coach de esas, vamos que se me pasa, son rachas, que yo sola puedo, si yo siempre he podido sola…

¿Te suena? Si es así, este post te va a interesar porque hoy, voy a tratar de desmontarte los falsos mitos que todavía existen entorno al coaching y te hablo de los miedos a iniciar un proceso terapéutico o de coaching.

A pesar de que cada vez está más normalizado el hecho de implicarse en un proceso de crecimiento personal, todavía nos sigue asustando ir a terapia, comenzar un proceso de coaching o pedir ayuda profesional sobre cuestiones de la vida privada. Es normal, no se nos ha educado a hacerlo como se ha hecho en otros campos y, por eso, las “resistencias” son variadas.

Veamos algunos de esos miedos y mitos sobre el coaching:

El coaching (o la terapia) es para gente con problemas

La pregunta es ¿y quién no tiene problemas? La vida real no es esa imagen de vida feliz y perfecta que vemos en las redes sociales. Esa es una imagen sesgada de la realidad de cada cual y más allá de eso, habrá quien más y quien menos, pero todas las personas tenemos problemas. Tenemos luces y sombras.

Como sociedad nos está costando mucho esfuerzo lo de  mostrar y hablar de nuestras emociones con naturalidad y sin juicio. Nos cuesta mirar nuestras sombras sin sentirnos débiles, fracasadas o locas y entender que esas sombras, problemas, inseguridades, dudas, dificultades, etc., simplemente nos hacen personas.

En general, no se nos ha educado a pensarnos, estar con nosotras mismas, escucharnos, autocuidarnos, querernos… La Educación Emocional que se nos ha enseñado desde la infancia está entre poco y nada: Identificación y gestión de las emociones, autonomía emocional, manejar las relaciones, resolución de conflictos, saber poner límites, asertividad, empatía… Todos estos recursos y habilidades que son tan útiles para hacernos nuestra vida más fácil, saludable, plena y feliz.

Sin embargo, la vida es compleja y al margen de dónde hayamos nacido o la “suerte” que hayamos podido tener en las diferentes áreas de nuestra vida, todas las personas tenemos épocas de más estabilidad y de mayor certeza o claridad y momentos en los que nos sentimos perdidas, tristes, cansadas o de más inestabilidad. Por muy fuertes que seamos, no somos todopoderosas, no podemos con todo y en esos momentos tenemos derecho a sentirnos acompañadas para mejorar.

Por eso, los procesos terapéuticos o de coaching son enriquecedores y beneficiosos para todo tipo de personas. Hasta Alas Propias llegan personas, que se encuentran perdidas o en un momento de crisis personal y otras que simplemente quieren crecer y mejorar en algunos aspectos. A veces los objetivos están muy claros, otras no tanto, pero lo que tienen en común es que todas quieren sentirse mejor con ellas mismas, más tranquilas, crecer, empoderarse y mejorar sus vidas.  

El coaching les ayuda a identificar sus emociones y aprender a gestionarlas; a conocerse y tomar conciencia de sus maneras de funcionar, de aquellos aspectos que no les hacen felices, pero también de aquello que les hacen vibrar;  a fortalecer su autoestima, mejorar sus relaciones y encontrar la motivación y las estrategias para ir a por sus objetivos.

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Miedos y mitos sobre el coaching

La gente que va a Coaching está fatal, yo no estoy tan mal y todavía puedo esperar

Sé que el sufrir tiene como mucho valor en la sociedad y que parece que si no hay sufrimiento no nos merecemos las cosas. Pero mujeres, no hace falta esperar a estar fatal o llenas de sufrimiento para hacer un proceso de coaching o terapéutico, como no hace falta esperar a tener la boca llena de caries para cuidar de nuestra salud buco-dental. No se trata de aguantar y aguantar hasta que nuestro cuerpo reaccione con síntomas físicos, ataques de ansiedad, una tristeza desmedida o un malestar y desgana terribles.

Es más bien una cuestión de creer que nos merecemos un proceso de empoderamiento y desarrollo personal, de colocarnos en el centro de nuestra vida, alcanzar nuestras metas y ser felices. Porque sí, porque nos merecemos crecer y crear esa vida que queremos, por iniciativa propia, porque por qué no, sin sufrimientos y precisamente para no sufrir.

Es muy sano aceptar que somos vulnerables (que no débiles), que ni podemos con todo ni debemos poder, que a veces no sabemos o no podemos hacer frente a algunas situaciones, dificultades u obstáculos internos o externos que nos limitan en la vida y soltar esa autoexigencia mal entendida que nos daña.

Si sientes que no puedes con todo, que no tienes recursos suficientes o no sabes cómo hacerlo, un acompañamiento profesional te puede ayudar a ver las cosas de otra manera y crear otras opciones, facilitando tu autoconocimiento, haciendo que recuerdes tus recursos, proporcionándote otras herramientas nuevas, ayudándote a identificar tus necesidades y dándote el empujón para que vayas a por ello.

No quiero que nadie me coma el coco, me diga lo que tengo que hacer o me juzgue

El Coaching no es terapia, ni mentoring, ni asesoría y tampoco es formación, aunque hay procesos de crecimiento personal como Protagonistas que combinan formación con sesiones de coaching. Es un proceso de crecimiento personal no directivo en el que nadie te dice lo que tienes que hacer, nadie te da consejos ni mucho menos te juzga. Tú decides el qué, el cómo, el cuándo y el hasta dónde.

Se parte del convencimiento de que la persona es quien mejor sabe qué le conviene y que para una transformación profunda y para el empoderamiento, lo mejor es que sea la propia persona la que haga sus propios descubrimientos, tome sus decisiones y vaya marcando su proceso. Tu coach se limita a acompañarle para alumbrarle el camino para hacer que sea lo mejor posible, para que descubra su potencial, sus recursos; para que afronte sus miedos, conecte con sus valores, sus fortalezas y se supere.

“Solo es para empresas”, “es eso que está de moda”, “hoy cualquiera es coach”

Cuando llega el Coaching a España hace ya más de 20 años, solo estaba al alcance de las empresas y de personas con cierto poder económico como profesionales del deporte, la música o la política. Hoy en día las cosas han cambiado y hay una mayor oferta de coaches con diferentes especialidades (empoderamiento mujer, adolescentes, autoestima, relaciones…) Es cierto que de alguna manera parece una moda, de pronto lo escuchamos muchas veces, de muchas maneras pero no sabemos muy bien lo que es, eso suele confundirnos y asustarnos.

Y no, cualquiera no es coach, como cualquiera no es un montón de cosas, como escuchar a alguien no nos convierte en terapeutas, ni cambiar una bombilla nos hace electricistas. Por otro lado, aunque las amigas son un gran apoyo y muy necesarias, hay ciertas cosas a las que no pueden llegar y es completamente normal.

Coach es quien se ha formado para serlo y sí, es cierto que ahora hay una oferta de formación muy amplia con diferentes duraciones y acreditaciones. Si te da más confianza, lo mejor es que mires su formación tanto como coach como otras disciplinas y  su experiencia profesional. Si tienes curiosidad, puedes ver mi perfil en Linkedin. Además, como yo muchos coaches ofrecen una sesión de valoración gratuita para probar y valorar antes de tomar la decisión.

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Si hago un proceso de Coaching, mostraré a los demás que soy una persona débil

Nada más lejos de la realidad porque pedir ayuda profesional no es ninguna derrota. Iniciar un proceso de Coaching es una decisión que más bien demuestra fortaleza, responsabilidad y valentía. Es atreverse a mirar hacia dentro, no resignarse o victimizarse y querer mejorar, superarse apostando por una misma.

Me da miedo descubrir algo terrible sobre mí o que se desencadene algo incontrolable que me supere

Este es de los miedos más frecuentes en Coaching. Junto a él, el miedo a la libertad es decir, el miedo a la propia responsabilidad que tenemos sobre nuestra felicidad (libertad y responsabilidad son dos caras de una misma moneda) y el miedo a tomar decisiones, al cambio…

Ese miedo a enfrentarse a los propios “fantasmas” y a mirar nuestras sombras es normal. Comenzar un proceso de Coaching supone salir de nuestra zona de confort y requiere de una actitud abierta a investigar más allá en una misma y al cambio. Es decir, supone transitar cierta incertidumbre.

Sin embargo, ese miedo muchas veces es alimentado y redimensionado por nosotras mismas. La mayoría de desgracias que imaginamos tan solo están en nuestras mentes y nunca suceden. Si quiero dejar de sobrevivir y comenzar a vivir, no me queda más remedio que dejar ese miedo a un lado.

Además, en un proceso de Coaching creamos un espacio de autocuidado y se trabaja desde los propios recursos, desde las luces, caminando hacia aquello que me hace bien. La coach, preparada y experimentada, será tu apoyo durante todo el proceso y con su acompañamiento te ayudará a transitar esos cambios para lograr esa vida que anhelas.

Las terapias o los procesos de Coaching son muy largos y muy caros

No todas las terapias o los procesos de Coaching son caros y largos. De hecho los procesos de Coaching se caracterizan por ser procesos que logran buenos resultados en un periodo corto de tiempo. Corto y eficiente, aunque es cierto que depende de la apertura y el compromiso de la persona con su proceso de cambio, si esto está, conseguirá lo que se propone.

En cuanto al coste, creo que la salud y el bienestar es un derecho para todas las personas. Por eso, en Alas Propias – Neure Hegoak se ha procurado establecer unas tarifas con un precio razonable de manera que no sea este un impedimento. Además, se cuenta con tarifas especiales para diferentes situaciones (situación de desempleo, estudiantes, familia numerosa…)y a lo largo del año salen promociones con descuentos especiales.

Si desde hace tiempo dudas sobre si iniciar un proceso de coaching, piensa que aplazar es una trampa psicológica muy humana.

Miedos y mitos sobre el coaching

Es cierto que algo está cambiando y empezamos a no avergonzarnos de nuestras flaquezas y a entender que podemos pedir ayuda. Porque hoy sabemos que esos aspectos que limitan nuestra capacidad para ser felices se pueden trabajar, podemos mejorar.

Y entonces, te armas de valor y comienzas tu proceso coaching y en ese espacio de autocuidado, empiezas a ordenarlo todo, a sentirte conectada a ti, tranquila, feliz y a crear esa vida que tanto deseas.

Miedos y mitos sobre el coaching

Miedos y mitos sobre el coaching

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